Por: José Manuel Gutiérrez Becerra.

En las primeras semanas de este 2022, en México hemos tenido dos grandes noticias respecto a violaciones a derechos humanos de niñas, niños y adolescentes. Sin duda, la que mayor relevancia mediática tuvo fue la del caso de la sustracción de un niño, por parte de Mariana Rodríguez (pareja de Samuel García, gobernador de Nuevo León), del Centro de Asistencia Social Capullos.
El otro caso es sobre lo ocurrido en Puebla donde un bebé de aproximadamente tres meses de nacido fue encontrado entre la basura del penal de San Miguel y del que hasta hoy se sabe, fue sustraído de un panteón de la Ciudad de México, aparentemente utilizado para introducir droga al penal (Almanza, 2022).
Estos casos, sin la intención de minimizar la gravedad que guarda cada uno, son la representación de la vulneración de la que históricamente han sido objeto las infancias y adolescencias de México, motivada principalmente por el no reconocimiento de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.
Los problemas que enfrentan las niñas, niños y adolescentes en México
Hablar de niñas, niños y adolescentes (NNA) nos requiere de un grado de sensibilidad profundo y sustentado en aquella máxima que reza “no hay personas vulnerables, sino vulneradas”; en el caso de las NNA, el CONAPRED (s.f.) expone que su situación de discriminación se relaciona con sus procesos de formación y la relación de poder que mantienen con otras personas para lograr el reconocimiento de sus derechos ya que, históricamente, han existido estereotipos y conductas que les han limitado el ejercicio de estos tales como que son una especie de propiedad familiar o que son inconscientes de su contexto, por lo que necesitan de la intervención de un adulto para experimentar y comprender al mundo.
En realidad, no es que las NNA no puedan comprender el mundo por sí mismas, el conflicto es que las relaciones sociales se han construido desde una visión adultocéntrica que se muestra hostil hacía otras formas de pensamiento, tales como las de las NNA, las juventudes, inclusive la de las personas de la tercera edad.
En México, con la aprobación de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, se dio un gran paso hacia la priorización de este sector, así como con la creación del Sistema Nacional de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes [SIPINNA] como una institución encargada de establecer políticas, procedimientos, servicios y acciones para asegurar una adecuada protección de los derechos de las NNA, se establecieron las bases para incorporar una visión integral

en favor de las infancias y adolescencias a la acción de gobierno en México (Ley General de los Derechos de NNA, 2014).

Una de las principales causas para dar prioridad de atención a las NNA es su representatividad demográfica. En 2020, la población de NNA (0-19 años de edad) representó aproximadamente el 25% de la población total de México, siendo el grupo quinquenal de 10 a 14 años el de mayor proporción entre las infancias y adolescencias, tal como se muestra en las gráficas 1 y 2.

Gráfica 1. Población de NNA respecto de la Población total en México durante 2020.

Fuente: Elaboración propia con base en INEGI. Tabulados, población total por entidad federativa y grupo quinquenal de edad según sexo.