Por: CEPLAN
Ser artista en la actualidad no es tarea sencilla. Hoy en día, la creación artística se ve atravesada por múltiples tensiones: posturas políticas diversas, desigualdades en el acceso a herramientas, la expansión de tecnologías como la inteligencia artificial, e incluso la lucha por sobrevivir como artista en un mundo globalizado. Todo ello complejiza aún más la expresión humana a través del arte.
En esta entrevista, Manuel Mendoza comparte cómo, a través de la fusión entre arte y tecnología, es posible generar obras que no solo dialogan con estas problemáticas, sino que también invitan a imaginar y construir un futuro social más justo y sensible.
Semblanza
Soy Manuel Mendoza, artista electrónico mexicano. Me interesa explorar cómo la tecnología puede convertirse en un lenguaje artístico y una herramienta para imaginar futuros más sensibles, justos y conectados. Mi trabajo mezcla arte, ciencia y temas sociales para crear experiencias inmersivas e interacciones digitales que transformen la forma en que nos relacionamos con la tecnología y entre nosotros.
Estudié Arte y Comunicación Digitales en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma y actualmente curso la Maestría en Inteligencia Artificial Aplicada en el Tecnológico de Monterrey, con el objetivo de incorporar estos conocimientos a mi práctica artística desde una mirada ética, crítica y creativa.
He tenido la oportunidad de presentar mi obra en museos, festivales y espacios dedicados al arte y la tecnología en distintos países. Algunos de los lugares donde he mostrado mi trabajo son MediaLab Prado (España), la Universidad de Coimbra (Portugal), OpenLab (Ecuador) y la Fonoteca Nacional (México). A través de estas obras, busco generar conversaciones sobre lo humano en tiempos de automatización.
Soy fundador y director de Totot, un laboratorio de producción y experimentación tecnológica con enfoque artístico, donde desarrollo proyectos que combinan comunicación, creatividad y nuevas tecnologías. También soy Coordinador de Tecnología Creativa en Grupo Xcaret, donde lidero el diseño de experiencias inmersivas que conectan lo digital con lo emocional.
En lo académico, he sido profesor en la Universidad CENTRO y en la Universidad Tecnológica de México, compartiendo mi experiencia en código creativo, tecnología vestible y producción audiovisual.
Mi objetivo es seguir creand o desde la tecnología, no solo como herramienta, sino como una forma de contar historias, provocar preguntas y generar nuevas formas de conexión.
Entrevista
CEPLAN: Hola, Manuel, ¿cómo estás?
Manuel Mendoza: Muy bien, muchas gracias, ¿tú cómo estás?
CEPLAN: Muy bien, muchas gracias. Platícanos un poquito sobre ti, ¿a qué te dedicas?
Manuel Mendoza: Me dedico a la tecnología creativa, que se trata de reunir conceptos creativos, estéticos, conceptuales y de diseño, con temas tecnológicos de innovación, de programación y desarrollo, para buscar soluciones en conjunto, para buscar caminos donde puedan reunirse y generar tanto experiencias interesantes como nuevas maneras de hacer cosas tecnológicas.
CEPLAN: ¿Eres artista?
Manuel Mendoza: Sí, sí soy artista de formación. Siempre mis intereses han estado en el arte, he explorado la danza, explorado música, explorado otros ambientes y estudié en la Universidad Autónoma Metropolitana en Lerma, que tiene una carrera que se llama Arte y Comunicación Digitales, que es una formación que reúne lo artístico a través de estudios de historia del arte, filosofía del arte, estética y demás cuestiones, propiedades del arte y sus metodologías, y a su vez lo reúne con prácticas tecnológicas de programación, de desarrollo, de electrónica y otras prácticas similares, y el objetivo es generar conversación y piezas en entorno a esas dinámicas. Entonces, sí, mi principal definición es como artista antes que como tecnólogo.
CEPLAN: ¿Actualmente qué estás estudiando?
Manuel Mendoza: Actualmente estoy haciendo una maestría en inteligencia artificial aplicada, que precisamente busca metodologías para pensar cómo la inteligencia artificial puede incidir en dinámicas sociales, en dinámicas empresariales, en dinámicas de diversos ámbitos, es decir, cómo se puede identificar posibles lugares donde puede usarse y desarrollar las cuestiones necesarias para lograr esas nuevas incidencias y gestionarlas; y con ello tener esa capacidad de ver el panorama completo, desde identificar una problemática y un posible uso de la inteligencia artificial en ella.
CEPLAN: Ay, qué padre. ¿Cómo comenzaste a interesarte por el arte electrónico? ¿Qué te motivó a combinar estos mundos?
Manuel Mendoza: Fue algo muy fortuito, cuando conocí la carrera de la UAM, que me llamó mucho la atención, porque yo tenía como esas dos, no sé si llamarle personalidades o como esos dos intereses: uno que era muy artístico, que estaba interesado en la música, que estaba interesado en la danza, que estaba interesado en la poesía y toda esta parte muy, muy artística que siempre me interesó. Y otra parte que era un fanático y un amante de la tecnología, que le gustaba desarmar cosas, compraba equipos y materiales viejos para desarmarlos, ver qué había adentro y estar un poco inmerso en ese en ese ámbito de la tecnología siempre me llamó la atención. Entonces, ya la carrera lo unía de una manera muy interesante y fue como un flujo muy natural.
Me sentí afortunado de no tener elegir entre mis pasiones, ya como el arte y la tecnología, sino poder combinarlo. Me ha sentado muy bien porque me permite unir esas pasiones y generar desde esas pasiones y no tener que decidirme por una cosa o por la otra.
CEPLAN: Esta parte que ahora estás estudiando de la inteligencia artificial, ¿la has podido integrar a tu práctica artística?
Manuel Mendoza: Sí, de hecho, creo que parte fundamental de mi práctica artística tiene qué ver; yo lo dividiría en dos partes, una que tiene que ver con utilizarla, con utilizar la inteligencia artificial para reforzar un concepto artístico, creativo, social que me interesa abordar, es decir, que sea como el medio para lograrlo y potencializar la experiencia, potencializar el medio expresivo. Y otra tiene mucho que ver con hablar en torno a la tecnología, discutirla, pensarla, transmitirla y ver desde distintas posibilidades. Entonces no solo es usarla sino también hablar de la tecnología, ponerla en tela de juicio, ponerla en discusión, generar lugares que propicien la conversación en torno a estas nuevas tecnologías y a sus usos. Entonces trato, de no solo usarla, sino también hablar al mismo tiempo de ella.
CEPLAN: Por ejemplo, todo este debate de cómo la inteligencia artificial se apropia de creaciones de otros artistas.
Manuel Mendoza: Exactamente. Creo que como un artista que la mayoría de mi práctica artística ha nacido en el uso estas tecnologías, esa conversación que se vuelve un poco, no sé si llamarle, que es la principal conversación en el dominio público en torno al arte y la tecnología que tiene que ver más con los derechos de autor, que tiene que ver más con si está bien el uso, si está mal usado; ahora hay una conversación en torno a -que es muy válida y que es muy importante hablar- términos ecológicos, de lo que significa usarla, de lo que viene y demás.
Y esa conversación que es la que está en boga en este momento, es una que se tiene que explorar, pero creo que hay otras que son muy importantes de explorar, que de repente las damos por sentadas, por ejemplo, quién tiene acceso, por qué las personas tienen acceso, qué necesitan y esa luz que a mí me gusta, donde, por ejemplo, si bien hay una capa que tiene que ver con relación de si se está robando un estilo de alguien ya reconocido, pero la herramienta no lo hace per se, las personas le piden generar una imagen con ese estilo y las personas tienen a su alcance democratizado, -“alcance” entre comillas porque hay que pagar una mensualidad para tener acceso y si tiene cierto límite y demás-, pero se democratiza las habilidades técnicas.
Hay muchas personas que tienen ideas interesantes, que quieren abordar cosas interesantes y no cuentan con las habilidades técnicas para expresarlo y ahora tienen a su disposición un dispositivo y un medio que les permite no necesitar o no depender de un tercero que tiene las habilidades técnicas para expresarlo.
Y ahí vienen otros aspectos se podrían discutir en torno a, si lo que sale como resultado de una inteligencia artificial, porque una persona genera un concepto y genera una imagen en torno a ello y que al final cuando usas ese tipo de servicios te vuelves dueño de esa imagen y podrías venderla, podrías comercializarla, podrías ponerla en una taza, en una playera, podrías exponerla y es tu novedad porque al final sería el símil de dibujar una pintura con el estilo de Dalí, que ahí lo que carece es tu poca falta de creatividad, porque estás copiando un estilo, no importa si lo haces con un pincel y óleo o le dices a ChatGPT que te haga una imagen con el estilo de Van Gogh; el tema está en la falta de crear un nuevo concepto interesante del cual hablar con la herramienta, creo que al final es una herramienta, como podría ser dibujar con un pincel, como podría ser saber ser un artista hiperrealista, o podría ser un escultor, pero ahora el medio cambia.
Entonces, creo que esa discusión está en torno a, ¿nos estamos viendo carentes de creatividad y eso es lo que hace que se sienta que la inteligencia artificial se roba, solo lo que son otros artistas?, si yo tuviera la misma cualidad técnica que un gran escultor y esculpo lo mismo que Rodin, pues no tiene sentido porque al final estoy copiando un estilo.
Entonces esas conversaciones, tanto no solo usar la tecnología de vanguardia, como lo puede ser inteligencia artificial realidad aumentada, realidad virtual, proyecciones, sensores y toda esa parte, no solo es lo que me interesa, sino también hablar en torno a ellas y hacer esta exploración en torno a ellas.
CEPLAN: Hablando un poquito sobre tu trabajo, ¿podrías contarnos sobre alguna obra tuya que haya tenido algún impacto especial para ti?
Manuel Mendoza: Sí, a mí me gusta mucho hablar sobre temáticas sociales en mis obras, independientemente o no de que estén atravesadas por un medio tecnológico. Me viene a la mente una pieza a la que tengo mucho cariño porque fue de esas exploraciones muy tempranas que tenía hacia el hablar de lo social en el arte, y es una pieza que se llama “rostros de personas que ya no están”, y lo que hacía es, tenías un sistema interactivo en el cual, al interactuar con esto, aventaba fuegos artificiales, con una primera interacción muy lúdica, muy gamificada de invitar al espectador a participar, entonces, estos fuegos artificiales, al explotar, dejaban una estela, y con la estela dibujaban rostros de personas que están reportadas como desaparecidas. Y entonces entre más interactuabas, ibas generando más rostros y se iba llenando, como un espectáculo de fuegos artificiales que revelaban esos rostros y que posteriormente se iban desvaneciendo, iban desdibujándose.
La temática de la desaparición para mí es algo recurrente en mi obra, que me interesa mucho explorar y que me interesa mucho trabajar, e hice este tipo de relaciones entre lo que estoy pensando socialmente y las cualidades técnicas que tengo para conectarlo.
Y esa primera experiencia cercana en empezar a plantearme un contraste entre algo lúdico que evoca a la alegría de los juegos artificiales y que estamos festejando, pero al mismo tiempo una capa de las personas que nos están y este concepto disímil entre festejar y que hay personas desaparecidas, dando esta sorpresa de que de repente se van a aparecer rostros, es algo que me interesa mucho hacer. Me viene mucho esa esa pieza a la mente.
Creo que también, ahora que lo menciono, una otra experiencia que tuve -fue hace ya varios años-, fue la oportunidad con un grupo de amigos, que teníamos un conjunto de artistas, de realizar una obra para el Centro de Cultura Digital, en el espacio denominado El Memorial, y esta obra también hablaba de lo social. Teníamos un sistema de registro de datos del río Lerma, que detectaba entre otros aspectos humedad, la turbiedad del agua, qué tanto material sólido había en el agua, PH, muchos factores que nos podrían hablar un poco de lo contaminado que estaba el río. Se hizo una sonda que vivía en el río, que estaba mandando datos en tiempo real y luego todos esos datos se recogían en el Centro de Cultura Digital, en el Memorial, y se transformaban en sonido, se transformaban en luces y podías ver el cielo, se tomaban fotografías del cielo donde estaba la sonda y veías esos juegos de luces, pero los veías atravesados por una capa de contaminación y luego con una capa extra del sonido que era el ambiente y el objeto llevar al Memorial, como si estuviera dentro del río metafóricamente, pues de esa experiencia, y en algún momento planteamos tomar agua del río para llevar el olor, dar el refuerzo en temas performáticos, pero que no se pudo porque es muy complejo hacer eso en temas de seguridad.
Pero, de nuevo, ese interés por hablar, de utilizar la tecnología como un medio para contar un interés social, es decir, esas conversaciones de llevar un espacio que no es visible a otro, como lo es la estela de luz en la Ciudad de México, que está en el Centro Cultural Digital y luego tomar un contexto y llevarlo a otro para hacerlos conversar entre sí, pues es como todos estos aspectos que le dan interés a mi obra. De decir, la tecnología me da estas posibilidades de romper fronteras, de romper materialidades, de romper distancias, de romper tiempos y luego aparte se refuerza con que tienen muchas cualidades estéticas, visuales, conceptuales que se pueden aprovechar y que se le pueden sacar mucho jugo.
CEPLAN: Has sido docente en diferentes universidades, ¿qué te dejan estas experiencias para tu desarrollo artístico?
Manuel Mendoza: Me deja experiencias muy, muy gratas porque he tenido la fortuna de ser profesor en carreras y en escuelas que están enfocadas en la creatividad y que tienen una consciencia de lo importante que es el uso tecnológico en estos ambientes y entonces las materias que yo doy, tratan de incidir en la práctica artística, puede ser el diseño de modas, por ejemplo, la arquitectura, el diseño, entonces, es entender las tecnologías de vanguardia y pensar cómo se puede incidir en la práctica de la misma manera, para utilizarlo como un medio, un nuevo medio expresivo o para incidir en algo que ya se está haciendo en esa práctica o para generar nuevas maneras de visualizar algo y, entonces, el escuchar visiones tan distintas de utilizar una misma tecnología, muchas maneras de desbordarla, es súper interesante; y, además, ese músculo tecnológico que se alimenta, que no suele ser muy ejercitado en las carreras creativas, te permite hacer conexiones diferentes entre conceptos, entre maneras de aplicar cosas y puede enriquecer de mucha, mucha manera porque hay cosas que la práctica tecnológica te obliga, como lo que tiene que ser un pensamiento sistemático, al final es aprender un nuevo lenguaje, tenemos un lenguaje de programación, aprender nuevas dinámicas, seguir nuevas metodologías que habitualmente no parte de los procesos creativos.
Entonces, en cuanto tienes este conocimiento metodológico, de esta epistemología como lo es la computación, la programación o la electrónica, te permite tomar pedazos de esta nueva epistemología que estás obteniendo e incrustarla y generar híbridos interesantes. Entonces, me deja una satisfacción muy grande incidir en eso, en modificar esos procesos de pensamiento y al contrario, hay cosas del proceso creativo que se utilizan en estas creaciones, que inciden también en el proceso de desarrollo, ahora, este camino inverso, estas metodologías propias de la creación artística y de diseño, que no suelen ser tan rígidas y tan metódicas, como lo son en la práctica tecnológica, ¿cómo pueden incidir ahora de este lado?, para ser más libres, para pensar desde lo social en la programación, para pensar desde lo artístico en la programación, para pensar desde lo sensible en la programación y la tecnología y que no se sientan como campos separados también está muy padre.
Entonces esas conversaciones son muy, muy interesantes porque nos permite poner a dialogar los campos que tienen muchos puntos de encuentro, pero también muchos puntos de diferencia. A mí me encanta, aparte de que dar clases es una de grandes pasiones, es algo que me gusta mucho, entonces sí, esta parte, da lugar a conversaciones muy interesantes.
CEPLAN: Esta parte, desde la docencia, desde tus experiencias, ¿qué consejo le darías a jóvenes que, como tú, quieren mezclar el arte y la tecnología, pero desde esta visión social, desde esta visión ética que tú tienes?
Manuel Mendoza: Yo diría que sería muy importante, precisamente, encontrar esa pasión, o sea, es una realidad muy compleja dedicarse y estudiar carreras artísticas en México.
Es una decisión compleja por términos sociales, muy probablemente muchas veces van a escuchar sus padres decirles que no es una buena idea estudiar una carrera artística. Las personas que somos artistas, muy probablemente, a veces también les digamos que no es una buena idea estudiar una carrera artística, o sí, en función de la experiencia propia.
Pero yo creo que una vez que está encontrada su pasión, si su pasión se encuentra en el arte, la tecnología o en algún punto o en algún otro lugar, que no lo vean como la única posibilidad. Es decir, si les gusta el arte, pero quieren estudiar medicina, va a haber un punto de encuentro en esas dos disciplinas que podrían parecer tan disímiles, que es lo que revoluciona metodologías, que revoluciona epistemologías, que revoluciona métodos de hacer las cosas y que eso nos permite romper barreras, entre cosas, y si le cruzamos más que estamos viviendo en una época hipertecnologizada, donde la inteligencia artificial se está metiendo hasta en la sopa, entonces esos cruces van a ser más obvios, van a ser más fáciles de solucionar y yo les recomendaría, si tienen dos pasiones que parecerían completamente disímiles, que, precisamente, las reúnan, digo el día tiene 24 horas por supuesto, pero en medida de la de las posibilidades no abandonar una o la otra porque se tengan que seguir un camino. Siempre se puede seguir siendo un artista, aunque estés estudiando derecho, aunque estés estudiando para chef, aunque estés estudiando lo que sea.
Y esas epistemologías artísticas van a enriquecer enormemente tu práctica profesional y tu práctica profesional va a enriquecer enormemente en tu práctica artística. Entonces yo lo que diría es: si les funciona, si lo quieren, habrá un punto de encuentro con el que lo hagan funcionar y pues tal vez, siendo más crudo y realista, sea económicamente redituable y sustentable dedicarse al arte, que es algo muy complejo, pero que siempre hay espacio para que las ideas interesantes y novedosas nos lo permitan.
CEPLAN: Sí, y para cerrar, si tuvieras que resumir tu visión artística en una sola frase, ¿cuál sería?
Manuel Mendoza: Experimentar y hacer dialogar temas que parecen no tener nada en común para generar experiencias interesantes. Es algo que me gusta mucho. Creo que resume lo que me gusta hacer, esta práctica que intento hacer mucho de experimentar, hacer algo sin un objetivo definido, que puede ser “¿sabes qué? Hoy vamos a desarmar esa cosa y reunirla con esta otra cosa y con esta práctica, y vamos a ver qué sale”.
No sabemos qué va a pasar, muy probablemente sea un error y estamos muy acostumbrados a pensar que las fallas son malas, pero cada vez se construyen nuevas visiones donde fallar, vale la pena. Entonces, yo creo que eso resumiría lo que me gusta hacer, experimentar, reunir temas sociales, disímiles y lejanos entre sí para generar experiencias interesantes y de valor.
CEPLAN: Bueno, pues muchísimas gracias, eso sería todo. Siempre es muy grato escucharte.
Manuel Mendoza: Al contrario, si les interesa escuchar algo o hablar en torno a una temática, a mí me apasiona y me encanta escuchar gente que quiere escuchar y generar conversación. Me da mucho gusto escucharles, recibir algo que quieran hablar o que les interese saber, me da mucho gusto. Gracias.